Dentro del contexto de las organizaciones coercitivas, la captación se refiere al proceso mediante el cual una persona es reclutada y atraída por el grupo coercitivo para formar parte de él. La captación implica persuasión y manipulación coercitiva, para influir en la víctima y hacer que se una al grupo.
Durante el proceso de captación, los líderes o miembros de la organización coercitiva utilizan diversas técnicas para ganar la confianza de la persona y ejercer un control cada vez mayor sobre su vida. Estas técnicas pueden incluir el “bombardeo de amor” (una sobreexposición a muestras de afecto y atención), el aislamiento social de sus redes de apoyo externo, la manipulación de la información y el uso de tácticas coercitivas para despojar a la persona de su autonomía y libre pensamiento.
La captación puede ser especialmente efectiva cuando se dirige a personas vulnerables, como aquellas que están pasando por momentos emocionales difíciles, que buscan un sentido de pertenencia, que están en busca de respuestas o que buscan una guía espiritual. Los grupos coercitivos se aprovechan de estas vulnerabilidades para atraer a sus víctimas y someterlas a su control.
Es importante destacar que la captación en organizaciones coercitivas implica un proceso gradual, donde las personas son atrapadas gradualmente. A menudo, la víctima no puede darse cuenta de la naturaleza coercitiva de la organización hasta que ya está profundamente involucrada y ha experimentado una pérdida significativa de su autonomía y libertad.
Una aclaración muy importante sobre este tema es que, lo adecuado es decir que las víctimas son «captadas» en lugar de decir que «caen» en una organización coercitiva, porque esta elección de palabras refleja mejor la complejidad de la situación real. Al utilizar el término «captación», reconocemos que las víctimas no son culpables, ni terminan por casualidad o elección consciente en una organización coercitiva, sino que son objeto de un proceso de manipulación y control diseñado para atraerlas y someterlas. Esto implica reconocer la culpabilidad, intencionalidad y la influencia coercitiva ejercida por los líderes y miembros de estas organizaciones.
El término «caer» podría insinuar que la persona tuvo un papel consciente en su entrada a la organización y podría generar un estigma de culpa o falta de voluntad.
Es importante comprender la dinámica de la captación para reconocer los signos de advertencia y prevenir que las personas sean captadas. También es fundamental utilizar un lenguaje preciso y empático al hablar de las víctimas de organizaciones coercitivas porque esto contribuye a una mayor conciencia sobre el problema y ayuda a construir un entorno de apoyo para aquellos que han sido afectados por estas organizaciones.